jueves, noviembre 19, 2009

La Regla

“Para trabajar la piedra es indispensable la regla…” me decía la sabia maestra Elhe, encargada de instruir a los aprendices, al tiempo que me entregaba una regla de acero “… se utiliza para encontrar las imperfecciones en el desbaste de la piedra, cuando parece que ya está perfectamente plana es la regla la que nos permite verificarlo y nos ubica las imperfecciones. Aprende su uso y averigua su significado”.
Revisé cuidadosamente la regla, era de acero y estaba graduada, 24 pulgadas de largo y dos de ancho, muy rígida debido a su forma triangular; pesada, probablemente por lo mismo; pero nada más.
Estuve pensando en su uso pero no se me ocurrió para qué podría servir una regla más que para medir; pero medir qué, no tenía que medir la piedra… ¿o sí?
Abstraído en la revisión de la regla no noté que el sabio maestro Carepe, que aunque era responsable de la instrucción de los compañeros más avanzados me dispensaba algunas distinciones, estaba junto a mí observando lo que hacía (creo que debo decir no hacía) cuando me dijo ¿No tienes idea de cómo usar la regla? Su voz me sobresaltó; no maestro Carepe, le respondí, no tengo idea de cómo se usa la regla, por eso no entiendo por qué los compañeros más avanzados siempre se preocupan de llevar su regla con ellos.
Observa, me dijo mientras tomaba mi regla y la asentaba de filo sobre la piedra que había yo trabajado, la pasó de lado a lado, luego la pasó de plano, se detuvo, la dejó asentada y de dio un ligero golpecito en un extremo y la regla giró como hélice; mientras la regla giraba me dijo: estoy seguro de que pensabas que tu piedra estaba perfectamente plana; sí respondí avergonzado; pero como puedes notar tiene una ligera protuberancia que, aunque es imperceptible a simple vista, es suficiente para que la regla gire, eso te permite la regla cuando la aplicas correctamente, notar las imperfecciones que aún tiene tu piedra para poderlas corregir, aprende a usarla; dicho esto me dio una palmada en el hombro y se alejó.
Por cierto, eso de hacer girar la regla como hélice no es nada fácil; pero aprendí con cierta rapidez que pasando la regla de filo de lado a lado de la piedra podía sentir imperfecciones que no podía ver. La regla muestra las imperfecciones.
Muy orgulloso estaba de mi manejo de la regla (aunque no podía hacerla girar) y estaba seguro de que mi piedra ya no tenía protuberancia alguna, ni las que no son perceptibles a simple vista, cuando pasó el sabio maestro Fiarsadú, famoso por su costumbre se mencionar la otra cara de la moneda, y me dijo mientras sonreía: “veo que has progresado en el manejo de la regla, pero veo que solo haz corregido los errores de exceso, te falta aprender a verificar los de defecto”; observa, dijo mientras tomaba la regla con la mano derecha y la ponía en un extremo de la piedra y cerrando el ojo derecho puso el izquierdo al nivel de la superficie de la piedra, corrió la regla, de repente se detuvo, tomó el lápiz que tría sostenido en la oreja, trazó una línea, regresó el lápiz a la oreja y continuó repitiendo la operación varias veces; luego que recorrió la piedra completa puso la regla en una de las líneas que había trazado y me dijo “observa aquí”; cerré el ojo derecho y apliqué el izquierdo a la superficie de la piedra y vi horrorizado, una rendija de luz en parte de la regla; cuando vio mi expresión el sabio maestro Fiarsadú me dijo: “en realidad no es tan grave, pero hay que corregirlo, sólo tienes que rebajar toda la superficie hasta que quede al mismo nivel, usa tu regla todo el tiempo para que eso no pase…” puso la regla en mi mano y continuó su camino mientras yo miraba con cara de estupefacción todas las rayas que había trazadas en mi piedra… ¡A desbastar! Hasta que la piedra quedó perfectamente plana. Por cierto que utilicé muchísimo la regla.
Continué practicando el uso de la regla y ya era capaz de dejar una piedra perfectamente plana y no soltaba mi regla ni para dormir.
La sabia maestra Elhe me vio trabajando, se me acercó y dijo “veo que haz progresado en el uso de la regla”; sí dije orgulloso mientras inflaba mi pecho como pavo, “entonces ¿Puedes explicar el significado moral de la regla?” preguntó la sabia maestra Elhe… ¿El significado moral? Alcancé a balbucear al tiempo que abría los ojos como platos y expulsaba el aire de mis pulmones desinflándome por completo ¿Significado moral? (había olvidado que me lo dijo desde el principio) ¿Significado moral? ¡Pues claro! Si todo es simbólico y cada símbolo tiene significados diversos, la regla también sería un símbolo y también tendría varios significados, uno de ellos sería el moral… No aún no lo conozco, admití avergonzado, no por no saberlo sino porque ni siquiera se me había ocurrido averiguarlo. “Pues averígualo” me dijo la sabia maestra Elhe al tiempo que se retiraba.
En medio de mi confusión, decidí enfrentar a la ignorancia de la manera que resultaba menos dolorosa a mi ego, averiguando (discretamente para que los demás no lo notaran) con mis compañeros y eso hacía cuando, sin darme cuenta el sabio maestro Ferupo me escuchó al pasar, se detuvo y me dijo “Fasaro, empieza por averiguar qué significados tiene la palabra regla ¿Por qué tiene esos significados? ¿En qué otros contextos se usan? ¿Y cómo averiguo eso, maestro Ferupo? Pregunté; yo empezaría por el diccionario dijo con sencillez a tiempo que una risita se le escapaba, dio media vuelta y se alejó con un lento caminar.
Ni remedio, tendría que revisar diccionarios… A ver ¿Qué significados tiene la palabra regla?
Regla. (Del lat. regŭla) f.
Instrumento de madera, metal u otra materia rígida, por lo común de poco grueso y de forma rectangular, que sirve principalmente para trazar líneas rectas, o para medir la distancia entre dos puntos.
Aquello que ha de cumplirse por estar así convenido por una colectividad.
Conjunto de preceptos fundamentales que debe observar una orden religiosa.
Estatuto, constitución o modo de ejecutar algo.
En las ciencias o artes, precepto, principio o máxima.
Razón que debe servir de medida y a que se han de ajustar las acciones para que resulten rectas.
Moderación, templanza, medida, tasa

Regla s f
Instrumento hecho con distintos materiales, delgado, largo y con o sin graduación, que sirve para trazar o medir líneas rectas
Expresión o enunciado que señala lo que se considera bueno y justo para el ser humano y que por ello debe determinar o guiar su conducta
Principio o enunciado que dirige o señala la manera de hacer algo; procedimiento que debe seguirse para lograr cierta cosa: una regla de conducta, reglas de un juego, reglas de ortografía, reglas de versificación, una regla matemática
En regla De acuerdo con el reglamento, en la forma debida, según lo manda la ley: papeles en regla, documentos en regla

Así que regla, principio y norma son en cierto sentido sinónimos; norma sí como de ley; reglamento es una colección de reglas ¿Y por qué una regla es una norma? ¿Se parece una norma a una regla de acero de 24 pulgadas? ¿Cómo puede ser lo mismo una regla escrita que una regla de acero?...
Y así, sin encontrarle sentido a lo leído y dándole vueltas en la cabeza, sin notarlo me encaminé a las zonas desérticas del Royal donde me encontré, no tan casualmente, al sabio maestro Oronú, quien tenía fama de ser el más sabio de los sabios maestros de esta región –aún no sabía que su fama se extendía más allá de montañas y valles- que como acostumbraba tenía en la mano un posillo con una bebida caliente, obscura y aromática del que bebía de vez en vez y al verme la cara me dijo ¡Pero qué te pasa Fasaro! ¡Tienes cara de tener la cabeza llena de abejas! Casi, sabio maestro, le contesté, debo conocer el significado moral de la regla de 24 pulgadas, el sabio maestro Ferupo me sugirió empezar por el diccionario y ahora no entiendo cómo un principio es una norma y cómo una norma es una regla, como mi regla de acero de 24”; si pongo juntas todas las reglas de mis compañeros ¿Obtengo un reglamento? No ¿Verdad? ¿Por qué, si un reglamento es un conjunto de reglas? El sabio maestro Oronú que, hasta ese momento había estado tratando de conservar la compostura, estalló en una sonora carcajada… Vamos por partes, me dijo, estamos hablando de un significado moral, es decir, de una interpretación simbólica de la regla de acero de 24”. Si fueras a Escocia, te dirían que representa el día y la forma en que debes dividirlo: 1/3 para el trabajo, 1/3 para el reposo y 1/3 para el recreo, porque los aprendices dividen en tercios o, si lo prefieres, entre tres, pero no estamos en Escocia, así que hay que pensar de otra forma.
Dime Fasaro ¿Para qué sirve la regla? Oronú preguntó, para que la piedra me quede pareja, sin excesos ni defectos, respondí. ¿Y si hubiese algún error, sea de exceso o de defecto? Pues la trabajo con cincel y martillo hasta la perfección… Dejemos de lado el martillo y el cincel, que son materia de otra reflexión; si fueras piedra ¿Para qué serviría la regla?
Pues… para hacerme notar las fallas de carácter, sean por exceso o por defecto para trabajarlas hasta alcanzar, idealmente, el equilibrio perfecto en la superficie de la piedra y si yo fuese la piedra, en mi persona; es decir que ¡Si quiero construirme como una mejor persona, debo aplicarme con constancia las reglas correspondientes! Exclamé emocionado.
¿Y si la piedra fuese la sociedad? Preguntó antes de que tuviese tiempo de concluir y redondear la idea, con lo que mi confusión aumentó y en forma casi inconsciente respondí: igualmente, la correcta aplicación de la regla nos puede permitir trabajarla en busca de la perfección. ¿Nos puede permitir trabajarla? ¿Es acaso tu trabajo perfeccionar a la sociedad? Me cuestionó el sabio maestro Oronú. ¡Claro que sí! Contesté emocionado… creo… no sé, me acobardé, creo que es demasiado para un simple aprendiz de cantero; la búsqueda de la perfección individual está bien, pero ¿La búsqueda de la perfección de la sociedad entera?
No de la sociedad, Fasaro ¡De la Patria entera! Me interrumpió el sabio maestro Oronú, es la diferencia entre nuestro gremio y otros gremios. Los canteros de Escocia, York, Memphis y otros lugares más trabajan para perfeccionarse como individuos. Los canteros Mexicanos aceptamos expresamente trabajar incansablemente para el engrandecimiento de la nación mexicana. ¿Recuerdas tus juramentos?
Después de algunos minutos en los cuales trataba de ordenar mis ideas, el sabio maestro Oronú atacó de nuevo: dime Fasaro ¿Qué es más importante, que la regla sea buena o que se use bien? Pues… las dos cosas, contesté tímidamente. Sí eso es lo ideal, dijo Oronú, pero si no pudieras tener las dos, sólo una, ¿Cuál escogerías? Pues la segunda, balbucí sin saber realmente por qué. Y ¿Por qué? Preguntó trayendo a la realidad mi temor y haciéndome pensar a todo lo que daba mi pobre cerebro, pues porque, escucho el rechinar de mis neuronas, cuando me dieron mi regla, ésta era perfecta: el mejor acero, perfectamente alineada, hermosamente grabada; pero yo no sabía que hacer con ella; era la mejor regla del mundo, pero como no podía usarla, no servía para nada. En cambio veo a algunos de los sabios maestros cuyas antiguas reglas tienen imperfecciones, pero gracias a su gran habilidad en el uso obtienen piedras perfectas.
Pues recuérdalo, me dijo, y esto es válido para el individuo, la sociedad y la Nación: lo importante no es el instrumento, sino cómo se utiliza; dijo al tiempo que daba un sorbo de la obscura y aromática bebida del pocillo que tenía en la mano.

“El respeto al derecho ajeno es la paz”
I y P H Benito Pablo Juárez García
Es cuanto.